Por encima de los cafés sobre la mesa, una afirmación salió del fondo mi garganta. Como cuando mi gato se deshace de una bola de pelos: "El conocimiento produce tristeza". Mi interlocutor me miró... midió mi grado de seriedad y concluyó con un prolongado "Mmmm... interesante". La siguiente hora la pasamos hablando de lo mismo. Como siempre ganó la dialéctica sobre el tedio...
No llegamos a ninguna conclusión, pero cuanto aprendimos.
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